Historia
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Los orígenes de Daya Vieja son muy remotos, muestra de ello son los restos funerarios de origen grecolatino que fueron hallados recientemente muy cerca de la localidad. Sin embargo la documentación que hasta ahora conocemos sobre nuestro pueblo nos remonta hasta la época de la dominación árabe donde Daya Vieja era una Alquería morisca de cierta importancia.
Después de la conquista del Reino de Murcia y con él la de la Vega Baja del Segura llevada a cabo por D. Alfonso X de Castilla con el auxilio de su yerno Jaime I de Aragón, la Daya, considerada como la mejor alquería fue donada al noble castellano Fernán Pérez de Guzmán.
Tras los litigios ocasionados por la no validez que los castellanos dieron a un tratado de febrero de 1296, Jaime II, volviendo a hacer suyas estas tierras donó la preciada alquería a su consejero Guillem de Dufort según acredita un documento escrito por el mismo Rey y fechado en Guardamar el 26 de abril de 1296 en el que manda obediencia para todos los habitantes de la Daya a su nuevo señor:
‘nos enim por presens instrumentum, quod vicem Epistolae haber volumus, in hac parte mandamus univuersis hominibus habitantibus et habitaturis in predicto loco La Daya, et hereditamento predicto, quod uso pro domino suo habeant et teneant at vobis pareant et obedientiant in ómnibus tanquam domino eorundem…’.
Cabe señalar que el término de la entonces llamada ‘la Daya’ abarcaba una extensión de terreno mucho más grande, incluso limitando con la costa.
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Algunos vestigios arquitectónicos como el aljibe de grandes dimensiones datado en la Baja Edad Media que existía en el centro del municipio eran prueba de este pasado. Desgraciadamente en nuestros días se hallan todos derruidos.
En 1353 era Jaume Masquefa el dueño de La Dacha quien la había comprado a Pedro Maza, quien la tenía por heredad de su padre Gonzalo García. Cinco años después La Daya fue saqueada debido a las interminables contiendas entre Castilla y Aragón.
En el siglo XV La Daya estaba formada por una casona fortificada, residencia del Señor, una aldea cristiana de 12 familias, aparte algunas viudas, ancianos y gente moza con casa propia, y una aljama mudéjar. También existía una pequeña Iglesia Parroquial, patronato del Señor.
Sobre mediados de este siglo, entró en la comarca desde tierras murcianas, Pedro Vélez de Guevara al frente de nutrida mesnada. En el curso de la cabalgada, esquilmó el dominio de La Daya. Se llevó un cuantioso botín y los moros de la Aljama, a quien el castellano deseaba utilizar como cultivadores en sus posesiones.
En el 1546 La Daya era posesión de Mossen Luys Masquefa. Los nombrados mossen no pertenecían a la nobleza, pues procedían de la clase de generosos, pero el ser señor de vasallos era vía segura de ascenso nobiliario.
En 1590 el cronista Escolano afirma que La Daya era un pueblo de cristianos viejos (algo muy importante para la época) y entonces tenía por señor a Don Salvador Boyl.
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En el siglo XVII con la expulsión de los moriscos La Daya queda casi despoblada y la epidemia de la peste que hubo en 1648 asolaron la población.
En el año 1791 los dueños de Daya Nueva y Daya Vieja, puestos de común acuerdo, decidieron segregarse de la Ciudad de Orihuela y formar un solo municipio con el solo nombre de las Dayas. Ochenta años más tarde, el entonces dueño de Daya Vieja, D. Juan Nepomuceno Mariano Roca de Togores y Escorcia, Conde de Pinohermoso, reuniendo todos los requisitos que el fuero alfonsino le exigía, decidió formar en término su propio municipio, que seguidamente se llevó a cabo.
En el año 1855, reinando en España su Majestad la Reina Isabel II, le concedió el titulo de Conde de Pinohermoso , al Excmo. Sr. Don Juan Nepomuceno Roca de Togores y Escorcia, por ser el mayor contribuyente de la provincia de Albacete y Alicante, tercero de Murcia y decimotercero de la Nación.
Por tal motivo, el Sr. Conde dio las ordenes oportunas para que uno de los mejores Arquitectos de la ciudad de Orihuela, hiciese el plano y empezara a construirse el nuevo pueblo de Daya Vieja que debido al terremoto de 1829 había quedado casi completamente destruido. Empezaron las obras el día 4 de abril de 1855 y terminaron el día 2 de octubre de 1857, en total fueron 2 años y medio de construcción.
El día 12 de octubre de 1857, festividad del día de la hispanidad, fue bendecido e inaugurado el nuevo pueblo de Daya Vieja, por el Sr. Obispo de Orihuela con la asistencia de las autoridades de los pueblos vecinos.
El 23 de Enero de 1871, reinando en España su M. D. Amadeo I de Saboya, siendo gobernador Civil D. Manuel González Llana, se le declara como municipio con el nº 134 de la provincia de Alicante, siendo su primer Alcalde D. Francisco Ortuño Murcia, Juez Municipal D. Damián Gómez Martínez, Secretario D. Antonio Sánchez González y Guardia Municipal D. Tomás Martínez Blanco.
Hasta hace unos pocos años todavía se conservaba el antiguo palacio del conde y la capilla adyacente al mismo, pero por desgracia se hallan derruidos en la actualidad.
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Sólo la columna coronada por un león que sostiene la efigie del escudo heráldico de este ilustre apellido es testigo de este glorioso pasado.El 18 de Diciembre de 1.928 comparecen en Madrid ante el Notario D. Alejandro Azcurun y Moreno, de una parte como compradores los hermanos D. José García Palmer y D. Monserrate García Castillo, ambos industriales y vecinos de Murcia y de otra parte como vendedor D. Manuel Pérez Seohane y Roca de Togores, Abogado y vecino de esta capital, al objeto de otorgar la correspondiente escritura de compra-venta de la finca heredamiento de Daya Vieja.
Puestos ya de antemano de acuerdo en todas las condiciones, la citada finca quedó fijada en el precio de 1.500.000 pesetas.
Los compradores desembolsaron en el momento de firmar la escritura la cantidad de 3.500 Pts. , en el pago de la parcela de San Fulgencio y otras 269.500 Pts. a cuenta de Daya Vieja, la cantidad restante de 1.200.000 pesetas se fraccionaron en ocho pagos, de ellos uno de 200.000 Pts. vence el día 15 de Abril de 1.929 en igual fecha, los años, hasta el año 1.935, la cantidad pendiente de amortización redituaba el 6% anual.
Se estipuló igualmente que la falta de pago en la fecha convenida o de los intereses a su debido tiempo, daba derecho al vendedor a tener por vencidos todos los demás plazos y reclamar todo cuanto se le adeudaba.
Animados por el conocimiento de estos hechos históricos se ha despertado en todos los habitantes de Daya Vieja un gran interés por conocer más sobre este pasado sorprendentemente tan glorioso, por lo que se está intentado, por parte de varios estudiosos de la localidad, acceder a las fuentes históricas para documentarse lo más objetivamente posible acerca de nuestro pasado.